Seguro que los amantes de la cocina como yo, agradecen no sólo tener espacio para cocinar sino también suficiente luz.
No todos podemos tener una cocina mirando a la calle con grandes ventanales que dejan pasar gran cantidad de luz natural. Además, aunque fuera así, todos necesitamos luz artificial para iluminar aquellos rincones a los que no llega la luz natural y, por supuesto, para iluminar nuestra cocina de noche.
Lo ideal, es utilizar tres tipos de luces en la cocina: luz general o ambiental, luz puntual y luz dirigida. Te explico...
Es necesario disponer de una luz ambiental, lo más blanca posible, generalmente ubicada en el techo, como alógenos, fluorescentes o lámparas.
Esta luz general habrá que completarla con luz puntual situada en diferentes áreas de trabajo, como el lugar de cocción, la encimera o una barra de desayuno; y con luz dirigida, por ejemplo, situada en el interior de algún mueble de cocina al que no llega otro tipo de luz. En ambos casos, las luces leds son las más usadas ya que no producen calor, son de bajo consumo y su duración es más larga que la de una bombilla.