A parte de las tres zonas indispensables de las que hablábamos el otro día, el llamado triángulo de trabajo, existen otras zonas a tener en cuenta.
Zona de almacenaje de alimentos:
Es importante que determines bien dónde vas a colocar las áreas de almacenaje de alimentos; tanto de alimentos no perecederos, como de aquellos otros que necesiten conservarse en frío. En todo momento, piensa en tu comodidad. ¿Dónde crees que es más lógico almacenar los alimentos? Evidentemente cerca de la zona de preparación y cocción y, al mismo tiempo, en un lugar fresco que no estropee los productos. Los productos no perecederos, colócalos en muebles de baja o media altura, aprovecha las posibles esquinas de la cocina y todo espacio en el que se puedan amontonar latas, botellas... Ten en cuenta la altura de los alimentos e intenta, en la medida de lo posible, elegir baldas graduables que te permitan variar la altura según las necesidades. Por otro lado, elige el frigorífico que mejor se adapte a tus necesidades y a las de tu familia. No te dejes llevar por lo bonito o lo feo, sino por el espacio que ocupa y la capacidad interior que tiene.
Otras zonas de almacenaje:
Es importante que tengas en cuenta que debes reservar un espacio lo suficientemente amplio para colocar la vajilla, la cubertería, las sartenes, cacerolas y otros elementos de cocina. Es conveniente que los armarios y estantes que habilites para ello estén a tu alcance para poder sacar, meter, usar y guardarlos tantas veces al día como sea necesario. Si dispones de suficiente espacio en tu cocina, reserva un cajón amplio para colocar toda tu cubertería.